Un paso trascendental e histórico en el reconocimiento del Pueblo Mexhika se ha logrado. Comunidades de diversas partes de la República Mexicana hicieron entrega de la documentación para ser integradas oficialmente en el catálogo de la Secretaría de Pueblos y Barrios Originarios y Comunidades Indígenas Residentes de la Ciudad de México (SEPI).
Este importante acontecimiento es el resultado de varias etapas y años de trabajo por parte de distintos colectivos. Todo se llevó a cabo bajo la guía y autorización de sus respectivos consejos de “abuelos”, hombres sabios y respetados en sus comunidades. Ellos, junto a sus guerreros, han sido los custodios de la cultura, tradiciones y documentos ancestrales, esperando el momento adecuado para unirse y darlos a conocer gradualmente.
Con la autorización del Gran Consejo del Pueblo Mexhika, el pasado martes 3 de junio, representantes de más de 85 colectivos se congregaron por primera vez como una sola tradición ancestral Mexhikana en la entrada del Templo Mayor, en el Centro Histórico de la Ciudad de México. Allí realizaron una ceremonia especial, previa a la entrega de la documentación para ser reconocidos como pueblo originario ante la SEPI.
Para esta ocasión, mujeres y hombres representantes de estas comunidades acudieron portando algunas prendas e instrumentos tradicionales. Instalaron un “Tlalmanalli” u ofrenda sobre la tierra frente a este espacio sagrado para todos los mexhikas. En el centro se colocó una representación de Huitzilopochtli, que simboliza y otorga la Fuerza de Voluntad.
Frente a este, se dispuso también un monolito de la Guerra Florida con la imagen de Huitzilopochtli entregando el arte del guerrero, conocido como el “Yaoyohtli”, a Moctezuma Xocoyotzin.
Además, se encendieron incensarios con carbón y copal, representando el fuego del corazón, y se ofrecieron agua, maíz y algunas hierbas en representación de la Madre Tierra y otros elementos de la naturaleza. También se incluyó un instrumento musical de “Teponaztli” con la imagen del mismo Huitzilopochtli.
Según el Maestro Luis Raúl Gómez – Kwauhxikalli Tlahuilli Tepanawi Tonameyotl Xokonoztlinxan, varios de los asistentes formaban parte del grupo de guerreros Yaoyohtli, quienes, en sus tradiciones, han sido los encargados de resguardar los conocimientos y documentos heredados por sus ancestros, además de vigilar el proceso de asambleas para el resurgimiento del Pueblo Mexhika.
Esto fue subrayado por el Maestro Xinacantecuhtli Tzompantlitzin, quien comentó que “son las tradiciones guerreras las que se encargan de resguardar la cultura y los conocimientos, ya que las artes marciales, precisamente, existen para eso: para resguardar todo el legado de un pueblo y su fuerza de voluntad para resurgir después de cientos de años con la energía de Huitzilopochtli, quien ha dado la energía para mantener a los guerreros de pie”.
En este mismo sentido, el Maestro Kwauhxikalli Tlahuilli Tepanawi Tonameyotl Xokonoztlinxan, afirmó que “muchos creen que la disciplina guerrera es solo deporte, pero no. La Disciplina Guerrera incluye la protección de la cultura de cada país donde se origina, es la protección del pueblo, que es lo más importante de los guerreros y el Yaoyotli desde hace más de 750 años, y que se ha preservado entre los ‘abuelos’ y transmitido de manera oral y en documentos que se conservan y resguardan en las diferentes regiones”.
Con el Tlalmanalli ya instalado, dio inicio la ceremonia. Todos los reunidos formaron un círculo a su alrededor, donde se presentaron los documentos a entregar a la SEPI. Se abrió también la conexión con los cuatro rumbos cardinales mediante oraciones y cantos para recibir las energías y bendiciones de los abuelos, de Dios u Ometéotl y Quetzalcóatl, acompañados por el sonido del caracol antiguo entregado por los abuelos de las montañas de Guerrero (tierra que vió nacer al gran Tlatoani Kwauhtemoktzin) a la tradición guerrera Mexihka con la consigna de resguardar nuestros saberes y cuidar este proceso, buscando que estas bendiciones alcanzaran a todo el pueblo Mexhika.
Levantando los brazos y las palmas de las manos al cielo para recibir estas energías, luego se arrodillaron para solicitar el permiso de la Madre Tierra y entonar cantos al compás de la vibración de tambores y sonajas. La ceremonia concluyó con la entonación de la palabra “Mexhiko” como un poderoso mantra, mientras elevaban las manos de la tierra hacia el cielo.
Un Buen Augurio
Mientras todos se preparaban para iniciar la caminata hacia la Plaza Tlaxcoaque, donde se reunirían con otros grupos mexhikas, sucedió un hecho inesperado. Una persona que labora en el Museo del Templo Mayor se acercó y accedió a pasear los documentos, junto a una figura de Huitzilopochtli, por la zona sagrada. Esto permitió que los documentos fueran presentados y se cargaran de la energía del lugar, lo que provocó una gran alegría, manifestada con más cantos y el vigoroso toque de tambores y el sonido del caracol para invocar a las energías y espíritus de los ancestros y al Dios Supremo del mismo Templo Mayor.
Tras esta emotiva presentación, se dio paso a la caminata por Avenida 20 de Noviembre hacia la Plaza Tlaxcoaque. Allí, más mexhikas y “abuelos” ya esperaban con otro Tlalmanalli, que fue completado con diversos objetos. Acto seguido, se inició el saludo a los cuatro puntos cardinales y se continuó con una serie de danzas tradicionales al compás de potentes toques de tambor.
Una vez terminadas las danzas, el contingente prosiguió con otra caminata de una cuadra por Avenida 20 de Noviembre, donde se realizó una breve danza. Finalmente, se dirigieron a las oficinas de la SEPI, donde fueron recibidos por funcionarios. Una comisión de 13 representantes fue atendida en una mesa de trabajo en la que se recibieron los documentos para el reconocimiento oficial del Pueblo Mexhika.
Fotos: Roberto Balderas Armendáriz | Sendero Artes Marciales.
