Cuando el dojo y el karate se llevan en el corazón: Kyokushin Naucalpan

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Cuando el dojo se lleva consigo está donde uno quiera entrenar: Karate Kyokushin Naucalpan.

Entre los practicantes de las artes marciales japonesas hay un dicho que dice: El dojo se lleva en el corazón y está donde uno quiera entrenar; y eso, precisamente, es lo que aplican Francisco Velázquez, Desir Mendoza y Alberto Espinoza, practicantes de Karate Kyokushin, en un cuarto de una casa en Naucalpan, Estado de México.

Francisco Velázquez, es Cinta Negra 2º Dan de la organización IKO3 Kyokushin México, y quien hace años inició este dojo (espacio de entrenamiento), el cual es conocido como Kyokushin Naucalpan, luego de iniciar su entrenamiento en este estilo de karate-do, considerado entre los más duros del Camino de la Mano Vacía.

Junto con sus compañeros y amigos, Desir Mendoza y Alberto Espinoza, llegan para una casa en el municipio de Naucalpan, a ponerse su karategi para uno de sus entrenamientos en el espacio de lo que alguna ocasión fue una recámara, pero que ahora cuenta con saco de golpear, pesas y otros implementos para la práctica entrenamiento que inicia con unos momentos de meditación y el saludo formal de toda clase de karate-do, para dar paso a un calentamiento.

Desde estos ejercicios, se perciben las ganas que los tres tienen para entrenar, y luego de unos minutos, el sudor ya se hace presente en cada uno de ellos, el cual se intensifica con la práctica de técnicas básicas de pies y manos, para proseguir con una sesión de golpes al saco y manoplas.

La contundencia de cada uno de sus movimientos al golpear, hace que paredes y cristales del cuarto vibren en cada impacto, sin que por ello el trío de practicantes deje de realizar sus ejercicios, al tiempo que corrigen y aconsejan entre ellos mismos, para mejorar cada técnica.

Luego de varios minutos, llega el turno de pasar a la práctica de kumite (combate), para lo cual se debe salir del cuarto y bajar a un garaje, donde también se han adaptado implementos de gimnasio, tales como una barra para fondos y un saco largo.

En este sitio, Francisco Velázquez, Desir Mendoza y Alberto Espinoza tienen más espacio de movimiento, lo que aprovechan para realizar patadas más amplias y con mayor potencia, así como estrategias de kumite, hasta que después de más de una hora, su entrenamiento llega a su fin.

Entrenamiento y golpes ‘entre cuates’

Como se mencionó, el Dojo Naucalpan fue iniciado por Francisco Velázquez, quien comentó que esta idea surgió luego de haber iniciado su entrenamiento en karate en IKO3 Kyokushin México, con el deseo de mejorar y fortalecer sus técnicas, pero ahora, es un centro donde se reúne con sus compañeros para entrenar y ‘darse unos golpes entre cuates’.

“Es mucho como la onda de que es entre cuates; en lugar de decir ‘vamos por una chela o a comer o a tal fiesta’, es decirnos: ¿qué estás haciendo ahorita?, ‘pues nada’, vamos a entrenar, vente, vamos a golpearnos un poco”.

“Cualquier día es bueno, es aprovechar los tiempos que tenemos disponibles. Venimos, entrenamos un ratito, sudamos, nos golpeamos y aquí estamos”.

Al platicar cómo inició su dojo, recordó que inició con equipo sencillo, de los que se adquieren en cualquier tienda de autoservicio, hasta que cuando tuvo un empleo formal, tuvo ingresos para hacerse de artículos de mayor calidad.

Sus entrenamientos llamaron la atención de varias personas, entre ellas su amigo Alberto, luego de una reunión para un trabajo escolar, observó las adecuaciones y decidió integrarse a los entrenamientos de karate kyokushin.

En el caso de Mendoza, iniciaron sus entrenamientos en el Bosque de Chapultepec, pero posteriormente también acudió a Dojo Naucalpan, donde ambos pudieron entrenar más fuerte y compartir técnicas y experiencias.

“El hecho de que seamos pocos, nos ayuda a enfocarnos más en muchos detalles de técnica y combate, Mendoza tiene mucha experiencia en kumite y nos da consejos, y así nos apoyamos entre todos, vemos cada problema y entre todos nos apoyamos”.

Más que un entrenamiento

Respecto a su pasión por el karate kyokushinkai, Desir Mendoza, quien es originario de Haití, indicó que este estilo de arte marcial fue desarrollado por el maestro Mas Oyama en el siglo XX, y a su consideración, es uno de los estilos más completos para la preparación física y mental de las personas.

“Te prepara mentalmente, te da un espíritu de nunca rendirse, y eso se ocupa en la vida diaria, y físicamente me ayuda mucho, también practico atletismo, y da una habilidad de practicar cualquier otro tipo de deporte”.

En este punto coincidió Alberto Espinoza, quien ha logrado tener Cinta Azul luego de que adentrarse en la práctica de las artes marciales, decidió entrenar al lado de su amigo de hace varios años.

“Aunque tenía ese temor de que el entrenamiento podría ser demasiado duro, luego de iniciar me di cuenta que no todo es así, todo va gradualmente. No se trata solamente de la cuestión física, no solamente es llegar y dar golpes y ya. Tenemos un camino, tenemos un código de comportamiento, un dojo kun, principios en los que nos regimos y que ayudan en tu vida cotidiana”.

“Te das cuenta que la vida es un combate, donde siempre va a haber altas y bajas, cuestiones dolorosas y alegres, y de eso se trata precisamente el karate kyokushin; aprender a sobreponerse y a cumplir realmente tus objetivos y, sobre todo, a ser mejor persona”.

Para cerrar estos conceptos, Desir Mendoza hizo la invitación a para que la gente se atreva a entrenar karate kyokushin, sin importar edad o sexo.

“No hay edad para practicar, si tiene ochenta años y puedes caminar puedes hacer karate; si tienes tres años y puedes caminar, puedes hacer karate; para esto no hay edad ni sexo, pero la cuestión es entrar y aprender a descubrir algo nuevo, algo de lo que nunca te vas a arrepentir”.

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