Tenacidad, decisión y compromiso con ella misma para llegar a ser campeona, fueron parte de los grandes alicientes que Merillela Arreola Ferreyra, se impuso para reponerse de algunos tropiezos que en lugar desanimarla, la hicieron tomar la decisión de ser una Campeona de Karate Do.
Merillela Arreola, forjada en combate para ser Campeona Mundial de Karate Do (Entrevista 1ª. Parte)
Forjada en combate y determinación, Merrillela Arreola Campeona del Mundo (Entrevista 2ª parte)
Esta decisión la asumió luego de que en 2013 quedó en segundo lugar de los Juegos Panamericanos de Canadá.
“Este fue mi primer panamericano y me dijeron que si quedaba en primer lugar podría ir al mundial a Grecia. Pero perdí. No me gusta perder, pero ocurrió y con ello la oportunidad de ir al mundial”.
“Entonces dije: quiero ser Campeona Mundial, Campeona Panamericana, Quiero ser una Campeona… ahí fue donde empecé a meterme en la cabeza que sería Campeona Mundial y empecé a trabajar fuerte”.
Con esta determinación, al siguiente año ingresó a la universidad y tuvo que cambiar de residencia de Morelia a Guadalajara. Aun así, ese año ganó el Campeonato Nacional, pero debido al cambio de residencia ya no puedo participar en la Olimpiada Nacional, que clasificaba para el Panamericano.
Estos cambios fueron algo drásticos en la vida de Merillela, quien a veces estudiaba hasta el amanecer, pero en lugar de ir a la cama a descansar, prefería irse al entrenamiento a las siete de la mañana, y de ahí a la universidad.
“A veces duraba tres o cuatro días durmiendo entre ratos de 10 ó 15 minutos. Nunca deje de entrenar. Creo y me decían que estaba algo loca. Pero tenía muy claro que quería ser Campeona Panamericana y Campeona Mundial. Fueron cinco años que duró la carrera, y cinco años que me mantuve en Selección Nacional”.
“Entonces comenzó a darse. De ahí, fui a un Centroamericano que logre ganar y pude ir al Campeonato Mundial; en 2008 conocí a Yadira Lira (Campeona Mundial de Karate 2004-2010), quien hacía ver las cosas tan fáciles. Y yo me decía: si ella es campeona mundial, yo también puedo ser campeona mundial”.
“En 2010, vamos al mundial y Yadira vuelve a ganar. Yo perdí con la que ganó, me jala a la repesca, y para ir por la medalla de bronce, pierdo ante Japón, por lo que quede séptimo. Ahí mismo me digo sí puedo, pero ¿qué me hace falta?”.
Esta experiencia fue determinante para Merillela, quien tras solicitar consejos de la campeona, en 2011 determina cambiar nuevamente de residencia a Puebla, para conocer y tomar clase con el maestro de Yadira Lira, Koichi Choda Watanabe.
Y aunque esta decisión fue otro cambio completo en la vida de Merillela, también fue el impulso que requería, y que recuerda con gran emoción.
“En 2012, entré de nuevo a la Selección Mexicana y gané mi primer Campeonato Panamericano… Después de que lo decreté en 2003… después de que pasaron nueve años desde que me decidí, lo conseguí. Logré conseguir mi primer título”.
Con este gran triunfo Arreola Ferreyra logró clasificar a Juegos Mundiales, donde le tocó participar en kumite por equipos, donde al pelear la medalla de bronce, la escuadra perdió ante Japón. Cada vez más cerca.
“Ahí nos reconocieron mucho por el esfuerzo realizado, debido a que tenía tiempo que un equipo de México no llegaba tan lejos”.
La mecha se encendió…
“Al año siguiente, en 2013, con todo ese impulso, tenía que ganar el panamericano para confirmar mi lugar en Juegos Mundiales. Empecé muy bien, gané todo: Nacionales, Selectivos, Centroamericanos, Copa Norteamérica y Panamericano… y al ganarlo, obtuve también clasificación a Juegos Mundiales de Combate (World Combat Games, el máximo evento internacional de los deportes de contacto), que hasta ese momento no sabía que eran, pero sonaba muy bien”.
Con este espíritu, Merillela acudió a competencias donde no alcanzó los éxitos que esperaba, pero que en lugar de desmoralizarla, le encendieron el coraje para no doblegarse.
“Te quedas con un mal sabor de boca, tenía que sacarme esta ‘espinita’ y fuimos al mundial de Karate Do Shito Ryu, en Japón. Aquí le gané a una china, que era la difícil de la categoría; pero en semifinales perdí contra Venezuela. Esto me hizo reflexionar muchas cosas”.
“A veces hay dentro de uno ‘algo’ que te bloquea; pueden ser tus miedos, tus fantasmas, tus temores, incluso tu miedo a ganar, y cuando estás ahí eso puede ser la diferencia. Creo que eso me pasó en ese momento y perdí al no llegar hasta donde quería, y sabía que podía hacerlo”.
“Gane la repesca, y gané bronce. Aun así, me sentí mal. Ya luego me dije: bueno, esta es la primera medalla mundial que tengo y es la primera que me cuelgo. El siguiente paso, será la medalla de oro…”.
Merillela regresó a entrenar para los Juegos Mundiales de Combate que serían en San Petersburgo, Rusia, donde se enfrentaría a competidoras mundiales que ya conocía, por lo que siguió el consejo de su maestro. No preocuparse, disfrutarlo y hacer karate do.
Con esta mentalidad, Merillela acudió a los World Combat Games 2013, donde sin darse cuenta por completo en ese momento, se convirtió en la primera mujer mexicana en estar presente en un evento de esta magnitud.
Ya en Rusia, donde solo la acompañó el presidente de la Federación Mexicana de Karate, A.C. (FEMEKA), Shihan Roberto Hernández, quien por su carácter de directivo no pudo estar cerca de ella como entrenador, Merillela reconoció haberse sentido ‘algo sola’, ya que fue entonces que decidió aplicar las indicaciones de su maestro.
“Me dije: haré exactamente lo que me dijo mi maestro, no preocuparme, disfrutar y a hacer mi karate… y sacarme esa ‘espinita’. Así que las cosas se fueron dando de manera muy natural. No temía perder, pero sí anhelaba mucho ganar. Y las cosas se dieron. Entre a competencias y llegué a las eliminatorias, a semifinales, donde fue muy chistoso o curioso”.
“Había una chica de Austria que tenía fama de golpeadora. Entonces dije; si me quiere pegar, me salgo, me quitó, la bloqueo y no permito que se me acerque, pero yo le voy a pegar primero y el mío va hacer punto”.
“Cuando estábamos calentando, ella gritaba súper ruda; y yo, respiraba tomé las cosas con calma diciéndome: no pasa nada, tranquila. Y ella volteaba al ver mis acciones, ponía cara de ¿es en serio, no te vas a mover, no vas hacer nada?. Me deseaba apantallar desde mi calentamiento. Obvio estaba nerviosa, pero trataba de calmarme. Haz tu karate me decía una y otra vez”.
“Cuando íbamos en el túnel, yo pensaba: haz tu karate. Y aunque no estaba a mi lado físicamente mi entrenador, sé que me acompañando espiritualmente. Eso es el empuje que me da. En ese momento yo estaba en meditación, mientras ella estaba toda acelerada y con cara de ¿es en serio?”.
“Ya en el tatami, le vi y dije: Sí, ya la hice, está nerviosa. Y le gané”.
“Fue mi mejor pelea. Le gané tres a cero y no me pudo hacer nada. Al tratar de patearme la tiré, al querer pegarme me quité. No me tocó. Eso me hizo vivir el momento.”
“Si me preguntas ¿que sentí ahí?, no puedo explicarlo bien. Pero viví en el momento. No existía nada más, ni el pasado ni el presente. Vi todo a detalle. Pero cuando faltaban 12 segundos, me soltó una patada, me ‘cortó’ y me sofocó; pero al terminar, me agache, agarre aire y gané ese combate que me llevó a la final”.
“El último combate fue contra una australiana que me había ganado en 2010; en ese entonces yo tenía otro tipo de entrenamiento, y ella entró muy confiada. Previo a ingresar se me acerco y me dijo buena suerte”
“Con ella fue diferente, no pensaba en cuidar mi punto. Lo que pensaba era que la iba a enfrentar, no dejarme pegar, pero no rehuirle y hacer los puntos yo. Vi su cara de frustración cuando se dio cuenta que no podía vencerme”
“Cuando me di cuenta, terminó la pelea y yo había ganado la medalla de oro de los Juegos Mundiales de Combate en San Petersburgo, Rusia…”
“De repente todo se me hizo muy rápido. Cuando estaba en la premiación dije ¿qué hago? Saludo, levanto las manos, no sabía que hacer porque había alcanzado mi sueño de ser campeona mundial”
“Fue la primera vez que escuche el Himno Nacional completo, vi las imagines de las peleas y el festejo de que gané, y en ese momento fue cuando lloré… A partir de ahí, me gané el apodo de La Mexicana”.
Merillela Acosta Ferreyra alcanzó un éxito por el que luchó más de quince años años, y que marcó un hecho histórico para el karate-do de México, en especial para las mujeres.
Paladeó el sabor del oro al convertirse en Campeona de los World Combat Games 2013. Vivió esos instantes que quedaron inmortalizados, para regresar a México con mayor empeño a sus entrenamientos y próximos combates sobre el tatami y fuera de ellos, para volverse a colgar la Medalla de Oro, entre las que buscará la de la World Karate Federation (WKF).
“Mi siguiente paso es la medalla del Campeonato Mundial de la WKF, sé que puedo hacerlo… y ahora, con la casi segura aprobación del karate a Juegos Olímpicos, es soñar con otra medalla…”
Imágenes cortesía Merillela Acosta y archivo